Escribir es traspasar los susurros del alma en letras
y acariciar con la pluma cada página.
Esos silencios que revuelven las entrañas
y que se clavan en la garganta como una espina.
Letras de amor, alegría, tristeza o dolor.
Pero que nacen del centro más profundo
para convertirse en el mejor doctor,
y recetarte el remedio más puro.
No escribo para ganarme la vida, escribo para no perderla.
No escribo para olvidar, escribo para sanar.
Cuando la pluma y el papel se fusionan en calma,
las letras cobran vida y acarician mi alma.
¡Oh, tremenda alquimia en acción!
¡Bálsamo alfabético que impide la locura!
Letras medicinales que curan heridas
con parches empapados de tinta,
dosis de amor cada ciertas horas
e inyecciones de sabiduría.
No escribo para demostrar ser poeta,
ni si quiera pretendo que lo leas .
Solo escribo para lograr una meta,
no perder el equilibrio en este mundo que tambalea.